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Características del ruido, recomendaciones y efectos sobre la salud

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Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ruido está empezando a ser una cuestión importante. La Directiva europea 2002/49/CE – Evaluación y gestión del ruido ambiental lo define como el sonido exterior no deseado o nocivo, provocado por la actividad humana. Por tanto, el ruido es un caso específico de sonido, una emisión de energía originada por un fenómeno vibratorio, que es detectado por el oído y que provoca una sensación de molestia.

De este modo, el ruido está formado por dos componentes de importancia similar, una física (el sonido como tal) y otra subjetiva, que se traduce en la molestia que provoca.

Para medir el sonido, empleamos los decibelios (dB). Nuestro oído humano puede captar y soportar sonidos de 0 a 120 dB. Esta cifra máxima nos señala el llamado umbral del dolor, de modo que a mayor ruido se pueden producir graves daños, como por ejemplo la rotura del tímpano.

La subjetividad propia de la molestia que provoca el ruido hace que su evaluación sea compleja, aunque se pueden tener en cuenta factores que nos ayudan a cuantificarlo. Estas características son la energía sonora, el tiempo de exposición, la componente física del ruido, la sensibilidad individual, la actividad del receptor y las expectativas y calidad de vida.

En zonas residenciales, el ruido suele venir originado por aparatos mecánicos (como bombas de calor, sistemas de ventilación y tráfico), así como por las propias voces, música, obras, electrodomésticos, y multitud de situaciones y celebraciones. Y es que el comportamiento carente de respeto hacia el resto de vecinos es una gran fuente de ruidos.

Por otro lado, ciertos conciertos y discotecas llegan a ocasionar niveles de ruido muy altos, derivados además de otros problemas como la afluencia de personas, las aglomeraciones, el aumento del tráfico, etcétera.

Según la OMS, las molestias ocasionadas por el ruido pueden derivar en problemas de salud, de modo que se calcula que el 22% de la población europea sufre perturbaciones por este motivo.

Entre los principales efectos negativos sobre la salud destacan: problemas auditivos y cardiovasculares, perturbación del sueño, respuestas hormonales (estrés) y sus consecuencias en el metabolismo y el sistema inmune, un mal rendimiento en el trabajo o en los estudios, diferentes comportamientos sociales (agresividad, protestas…), y por último, interferencias con la comunicación oral.

Según ha señalado la Agencia Europea de Medio Ambiente, aproximadamente 450 millones de europeos (el 65% de la población) están expuestos a niveles de ruido superiores a los 55 dB, lo que puede ocasionar graves molestias.

Perturbación del sueño

El sueño se caracteriza por la desconexión del mundo que nos rodea, así como por una actividad cerebral específica. De este modo, el ruido es una de las principales causas de su interrupción. Cuando dicha interrupción se transforma en algo crónico, puede derivar en cambios de humor, un mal rendimiento y otros efectos a largo plazo que deterioran la salud y en líneas generales el bienestar.

Los principales efectos sobre el sueño son: dificultad para dormir (insomnio), frecuentes despertares, levantarse muy temprano y alteraciones en las etapas del sueño y su profundidad.

Además, el ruido durante el sueño puede provocar un incremento de la presión arterial, de la tasa cardíaca y de la amplitud del pulso, vasoconstricción, alteraciones en la respiración, arritmias cardíacas, un incremento del movimiento corporal y procesos de excitación de los sistemas nervioso central y vegetativo.

Entre los efectos secundarios que se producen al día siguiente destacan la fatiga, el estado de ánimo depresivo y una disminución del rendimiento y del estado de alerta, lo que puede provocar accidentes que lleven incluso a la muerte.

Principales recomendaciones

  • En líneas generales, usar con cautela los reproductores de música, sin usar nunca su volumen máximo y procurando que la música no pueda ser escuchada por otras personas, aunque se usen auriculares.
  • Evitar actividades de ocio con excesivo ruido y no situarse cerca de altavoces y equipos similares.
  • Limitar siempre el volumen de radios y televisores, porque normalmente se escuchan a un volumen alto por costumbre y no por necesidad.
  • Respetar el descanso de los demás, de modo que se eviten actividades ruidosas.
  • Conducir sin acelerar ni frenar bruscamente.
  • Apartar a los niños de juguetes muy ruidosos, e impedir que se sitúen en lugares próximos a televisores o altavoces, de manera que se favorezca un entorno siempre tranquilo.
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