El Área de Medio Ambiente decretó el cierre de cuatro establecimientos por incumplir la ordenanza durante el año pasado, aunque en la mayoría de las ocasiones «el causante del ruido es la gente que hay en la calle, y no los negocios»
El creciente malestar por el ruido generado en el Centro no termina de reflejarse en las estadísticas municipales. Durante el año pasado, el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento abrió 95 expedientes sancionadores a establecimientos por incumplir la ordenanza de ruido;casi la mitad que el año anterior, cuando se impusieron 167 sanciones. En ambos casos, el número de denuncias presentadas fue similar: 231 de 2013, frente a las 235 de 2012.
Estos datos llevan a pensar al Consistorio que el problema de la contaminación acústica en el distrito no se soluciona sancionando a los bares, sino controlando a las personas que acuden a los negocios de hostelería. El director del área, Luis Medina-Montoya, entiende que es un problema de compleja solución, ya que la principal fuente de ruido es la producida por la gente moviéndose de una parte a otra «y contra eso sólo puede actuar la policía».
Medina-Montoya asegura que en 9 de cada 10 denuncias «el causante del ruido es la gente que hay en la calle, y no los negocios de hostelería». De hecho, entiende que la reducción en el número de expedientes sancionadores tramitados se debe a eso mismo. «Si los negocios cumplen las normas, no podemos hacer nada».
Durante el año pasado, el área de Medio Ambiente decretó el cierre de cuatro establecimientos y el precinto de otros siete por cometer irregularidades graves. Más de la mitad de las denuncias se resolvieron sin ningún tipo de actuación.
Los malagueños interpusieron 231 denuncias contra negocios en el distritoEl Ayuntamiento precintó siete establecimientos durante 2012
El responsable del área de Medio Ambiente explica que las sanciones son más graves o leves en función del grado de superación de las mediciones acústicas realizadas en el hogar del denunciante. Si se supera hasta en tres decibelios el nivel permitido es leve;entre tres y seis, grave; y más de seis, muy grave. Sólo en el caso de que se considere una infracción muy grave se toman medidas cautelares como el cierre del local o el precinto de los aparatos de música.
A pesar de todo, solicita a los vecinos que sigan denunciando cuando consideren que se incumplen sus derechos. «Deben dirigirse a la policía, aunque si nos informan a nosotros personalmente, también pasamos un escrito a la Policía Local para que vaya a comprobar si el establecimiento tiene la licencia en orden, que es siempre el primer paso que hay que dar».
Vecinos descontentos
Los datos facilitados por el área de Medio Ambiente no son del agrado de los residentes del Centro Histórico, que denuncian que la policía no actúa cuando se les reclama. Ester Ramírez, presidenta de la asociación de vecinos Centro Antiguo, asegura que en el Ayuntamiento no interesa controlar el ruido en el Centro. «No quieren hacer nada porque dicen que son los únicos que generan actividad económica en la actualidad».
Esta responsable vecinal cree que las denuncias no son más altas porque a los vecinos no se les dan facilidades para denunciar. «Nadie se va a levantar a las cuatro de la mañana para ir a la comisaría a poner una denuncia», concluye. Y eso, añade, por no reflejar cuando los propios agentes pide «un poco de paciencia para evitar incidentes».
Los propietarios de viviendas en el Centro consideran que la solución pasaría por obligar a los dueños de los negocios a controlar a sus clientes y por realizar mediciones en el momento. María José Moragues, propietaria de un inmueble en la céntrica Luis de Velázquez, entiende que las comprobaciones deberían realizarse en el mismo momento en el que se llama a la policía y de forma disimulada. «Cuando vienen a medir, se entera todo el mundo, y rápidamente bajan el volumen de la música», asegura.
Vía Diario Sur
