Por todos es conocido que el hecho de sufrir una prolongada exposición a fuertes sonidos puede provocar pérdidas de audición. Es por ello que en este sentido hay que resaltar el papel de los reproductores portátiles de música, cuyo uso inadecuado (a un volumen por encima del recomendado) puede tener graves consecuencias para nuestra salud auditiva. Esto se debe además a la diferencia de presión sonora que recibe el oído desde un emisor situado directamente dentro del conducto auditivo, con el mayor riesgo que este hecho implica. Por otro lado, tales reproductores tienen otro riesgo, ya que el usuario puede oír los sonidos a altos niveles sin que se distorsionen, motivo por el que no se baja el volumen.
Además, también hay que tener muy en cuenta los ruidos que provoca la maquinaria de la construcción, así como el que sufren los trabajadores en determinadas fábricas. No obstante, no es posible saber con anterioridad a quién afectara un determinando ruido y en qué medida, pues cada persona presenta unos índices distintos de susceptibilidad. Por eso lo más recomendable es ser consciente de que algo es perjudicial para nuestra salud, a fin de poder evitarlo.
Y es que un sonido excesivamente fuerte puede llegar a producir fisuras en el oído, de manera que podría dañarlo y afectar a la capacidad auditiva.
Teniendo en cuenta todo esto, hay que ser muy conscientes de que una exposición prolongada a sonidos de fuerte intensidad puede provocar pérdidas de audición temporales o permanentes, así como zumbidos en los oídos (tinnitus) e incluso mareos. Por otro lado, puede afectar también a la memoria, la lectura y el aprendizaje en los niños.
Capacidad auditiva
Igualmente, la exposición a ruidos en entornos laborales puede afectar también a los trabajadores. Según un estudio elaborado por la Universidad China de Hong Kong, el 27,3% de las personas estudiadas presentaban indicios de perder capacidad auditiva por este motivo.
Ante cualquiera de estos síntomas, lo recomendable es acudir siempre a un otorrinolaringólogo, ya que en caso de que se haya producido algún tipo de lesión en el oído interno, nuevos ruidos la empeorarán y podrían agravar las consecuencias. Por todo ello siempre hay que asegurarse de que los niveles de sonido sean los adecuados. A modo de ejemplo, volviendo a los reproductores de audio, éstos nunca deberían superar el 60% de su potencia máxima.
Por otro lado, hay diferentes estudios que aseguran que la alimentación está muy ligada a la capacidad auditiva de las personas. Así, tener bajos los niveles de ácido fólico aumenta un 35% el riesgo de perder audición. Además, una investigación realizada por la Universidad de Sidney demostró que la vitamina B12 y la homocisteína están también relacionadas con la capacidad auditiva.
Del mismo modo, una dieta baja en calorías es capaz de retrasar la pérdida de audición provocada por la edad. Ésa fue la conclusión a la que llegó un grupo de científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison, que tras experimentar con ratones, comprobaron cómo el hecho de reducir el consumo de calorías un 25% activaba la enzima Sirt3, que ayuda a conservar la audición.