El silencio, y en definitiva el confort acústico es un valor al que cada día se le da más importancia. Este hecho cobra mayor relevancia al hablar de hoteles, ya que los clientes buscan vivir experiencias únicas, alejados del día a día del trabajo, de la vida cotidiana y de molestos ruidos.
Relax y descanso es lo que buscan los usuarios de los hoteles, un valor muy demandado y por ello no es de extrañar que incluso haya aparecido lo que se ha venido a denominar un club de hoteles silenciosos, el Relais du Silence. Todo surge de una idea que nació en Francia en el año 1968, y que en los últimos tiempos ha ganado mucha popularidad. Prueba de ello es que cuenta con más de 200 hoteles asociados, que están repartidos por toda Europa, y que se han unido bajo la premisa de ofrecer tranquilidad y sosiego. Por eso los clientes no encontrarán ruidosas fiestas, ni música hasta altas horas de la madrugada.
España, por supuesto, también está muy presente en este selecto club. No en vano podemos encontrar hoteles asociados en diferentes Comunidades Autónomas, tales como Baleares, Canarias, Córdoba, Sevilla, Granada, Barcelona, Madrid o Santiago de Compostela.
Entre el resto de países con presencia en este club, destacan además Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos o Suiza.
Pensando en el cliente
Y es que el hecho de escapar del ruido de las ciudades se ha convertido en un gran negocio para los hoteles que aseguran descanso y silencio a sus clientes. Por eso cada vez son más frecuentes las ofertas de paquetes vacacionales que además incluyen cursos de yoga o meditación, ofrecidos por los propios hoteles, que dan así un plus de relax a todos sus usuarios.
No cabe duda de que el estado de las instalaciones de los hoteles, y su buen aislamiento acústico, tienen mucho que ver en el confort que se puede lograr en el interior de las habitaciones, pero aparte de esto, la conducta de los clientes también es muy importante. Por eso hay ciertas pautas que se deben seguir para lograr una buena convivencia, normas que pueden aplicarse tanto a hoteles como a los propios domicilios.
Por un lado, siempre debemos prestar atención a los ruidos que hacemos y respetar el derecho que tienen los demás a disfrutar del silencio y la tranquilidad. Por ello los equipos de música o la televisión hay que usarlos a un volumen adecuado, siempre dentro de un horario que no moleste a los vecinos. Del mismo modo, no deberíamos elevar la voz al comunicarnos y no realizar actividades ruidosas o innecesarias dentro de las habitaciones de hotel, en especial durante la noche.
Otro buen consejo es evitar caminar con tacones o zapatos de suela dura en casa, pues las vibraciones son sufridas por los huéspedes de la planta inferior. Igualmente, no hay que dar portazos, ni ningún otro tipo de golpes en el suelo y las paredes. Además, es muy importante bajar y subir las escaleras o aguardar ante las puertas de los ascensores sin elevar la voz, a fin de no molestar a los demás huéspedes del hotel.
En definitiva, el ansiado confort acústico en un hotel viene marcado por la calidad de sus instalaciones, y por el hecho de que estén adecuadamente aisladas y acondicionadas. Pero a ello hay que unir la apropiada conducta de sus clientes. De este modo, la suma de todo ello hará que la estancia en un hotel se convierta en una experiencia única.