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La luz o el ruido de un restaurante pueden hacernos comer más

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Hay algo más que el tipo de alimentos que se sirve en los restaurantes de comida rápida lo que les diferencia de un restaurante de alta cocina (o media, que con la entrada en vigor de la subida del IVA todavía costará un poco más salir a comer a un buen restaurante). Y es que, la luminosidad, los colores, la música y/o el ruido de un establecimiento pueden hacer que comamos más.burguer

Con el propósito de examinar como el ambiente puede condicionar la cantidad de alimentos que consumimos, investigadores de la universidad de Cornell, Nueva York, han estudiado como factores tales como el ambiente refinado, relajado y con luz tenue de un buen restaurante o por el contrario, el ambiente ruidoso y con luz brillante de un establecimiento de comida rápida pueden condicionar el número total de calorías que ingerimos.

Para realizar dicha investigación, los autores Brian Wansink y el Dr. Van Koert hicieron comer a los participantes en un restaurante con dos zonas ambientadas totalmente diferentes. Un ambiente era el del restaurante de comida rápida Hardee’s (bastante popular en EEUU, aunque pocos lo conocerán aquí) con la típica alta luminosidad, con colores brillantes como el amarillo o el rojo y con música fuerte.

El otro, también en el mismo establecimiento de comida rápida de Hardee’s, pero en una zona aparte y totalmente transformada con una iluminación suave y una reparadora melodía de jazz sonando de fondo a volumen bajo para hacer pensar a los participantes que se trataba de un restaurante de calidad.

Así, los colaboradores fueron seleccionados al azar para comer, bien en la parte típica del restaurante de comida rápida o bien en la parte que simulaba un establecimiento de alta cocina. De forma discreta y sin que éstos lo supieran, se anotó el tiempo que los participantes dedicaban a comer así como la cantidad de alimentos consumidos. Por último se les pidió que calificaran la calidad de la comida.

La hipótesis que sugirieron los investigadores era que los participantes que comieran en la parte que simulaba un buen restaurante consumirían más ya que la atmósfera relajada les haría permanecer más tiempo y pedir más comida que aquellos que comieran en el típico ambiente de restaurante de comida rápida. Sin embargo, curiosamente, los resultados mostraron que aún cuando algunos sujetos de la zona de “alta cocina” pidieron más alimentos (por ejemplo, postre), en general consumieron menos calorías. Otro dato sorprendente es que a pesar de que comieron menos, puntuaron la comida como más agradable.

Según los investigadores, estos resultados ofrecen valiosa información tanto para los restaurantes como para la población general. Por un lado, si los clientes quieren consumir menos calorías y gozar más de sus alimentos deben comer más lentamente y reconocer cuando están satisfechos. Por el otro, para los restaurantes, que a diferencia de lo que se cree de que la gente que gasta más come más, estos resultados indican que suavizar las luces y la música de los establecimientos conduce a que la gente coma menos, deleite más su comida y gaste exactamente el mismo dinero.

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