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Sencillos consejos para mejorar nuestra salud auditiva

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Salud auditiva

Si lo consideramos como un agente contaminante, el ruido habitualmente está muy cerca de nosotros. Esta frase cobra especial relevancia en una comunidad de vecinos, llena de actividad durante ciertas horas del día. En ella todos actuamos de forma distinta, y nuestros hábitos pueden afectar, en lo que al ruido se refiere, a los que constantemente tenemos más cerca. Por ello es muy importante ser siempre respetuosos con los demás, con el fin de lograr el confort de todos los vecinos que forman una comunidad.

Por eso en cierta manera estamos obligados a moderar nuestra forma de actuar, con el objetivo de generar el menor ruido posible. Esta moderación hay que entenderla dentro de la libertad que tenemos todos los ciudadanos en nuestro propio hogar, por lo que conviene ser muy conscientes de cuáles son los principales focos de ruido de una vivienda.

En primer lugar encontramos los dispositivos electrónicos, tales como la lavadora y secadora, secadores de cabello, el propio televisor y un largo etcétera. Además, destacan los ruidos generados por la propia actividad humana: conversaciones, caminar con tacones por el domicilio, mover muebles, fiestas… En este apartado hay que destacar las horas a las que se producen, pues hay una normativa en vigor (diferente por Comunidades Autónomas, aunque en líneas generales comprende de 22:00 a 08:00 horas) que se debe cumplir, respetando al máximo las horas de descanso.

Partiendo de esta base de respeto a los demás, resulta muy importante seguir ciertos consejos que nos ayudarán a mejorar nuestra salud auditiva y la de aquellos que nos rodean:

– Poner cuidado en los ruidos que hacemos y que pueden molestar a los vecinos.
– Utilizar equipos, como la televisión, a un volumen adecuado a cada situación y horario.
Limitar el volumen de los reproductores personales de música (tipo mp3), así como su tiempo de uso, ya que pueden provocar pérdida de audición.
– No situarse junto a altavoces en lugares de ocio: conciertos, discotecas, eventos deportivos…
– Proteger nuestros oídos (tapones…) si nos vemos obligados a soportar ruidos: trabajo en obras o similares.
– Evitar el uso del claxon de los vehículos, salvo cuando sea estrictamente necesario.
Hablar a un tono adecuado, evitando gritar.
– No caminar con tacones en el interior del domicilio.
– Adquirir electrodomésticos silenciosos.
– Respetar las horas de descanso y los días festivos y no hacer obras en casa.
No arrastrar muebles y cubrir sus patas con materiales especiales.
– Evitar dar portazos y golpes en paredes y suelo.
– Tocar instrumentos musicales sólo en espacios que estén adecuadamente aislados acústicamente.
– Enseñar a los perros a no ladrar en el interior de los domicilios.

Sumado a lo anterior, con el fin de evitar pérdidas de audición, se recomienda visitar al otorrinolaringólogo, para someterse a una revisión y limpieza, al menos una vez al año, especialmente si ya se han cumplido los 40. Lo ideal siempre es que el médico nos realice una audiometría, prueba que podrá determinar las posibles alteraciones que se hayan producido en nuestra capacidad auditiva.

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